Amar en tiempos de ELA
Cuando me toco en alguna parte, está mi corazón, en las cosas grandes y en las pequeñas también. (Mi hija L. León con 4 años)
Nadie escapa al Amor, no hay quien se resista a la influencia de este. Quien no recuerda un amor de juventud, las sensaciones y pensamientos que un día nos quitaron el sueño, esas mariposas en el estómago o la taquicardia al ver a la persona amada y el rubor, ¡cuántos recuerdos! Qué grande es el amor y qué pequeños somos en sus manos, cómo nos sube hasta el cielo y nos pasea por un mar de nubes, para luego dejarnos tirados cual basura, porque el amor es así, ¡o no!
Cuando compartes tu vida con Maryela, creo que es más difícil aún, porque la vida no se detiene por nada, menos se va a parar por una persona. El barco de la vida tiene un ritmo y no afloja por nadie, no puedes pretender que las olas se detengan ni que las corrientes cesen porque tú ya no puedes nadar y pensar que quien ha surcado mares a tu lado vare en la primera playa contigo… no puede pasar.
Cuando te paras, te paras, pero parar la vida, no vas a pedir a nadie que se ponga en tu lugar, que deje de ver la vida como siempre la vió, que renuncie a nada, eso no es normal. Tampoco Maryela es normal, ni tiene lógica ni por supuesto es habitual y cuando te elige…
Con amor todo es más fácil, pues el estado anímico es fundamental, mantener una actitud positiva es prioritario y para eso el humor es genial, reírse de uno mismo, cuando no puedes coger un cubierto para comer, ja ja, que no puedes beber, ja ja, y reír y reír sin parar, es mucho mejor que llorar. He caído tantas veces, tengo tantas cicatrices y mil anécdotas que contar. A veces me pongo a recordar por tanto que pasé, cómo me siento ahora y sinceramente no encuentro a quien envidiar, no me cambio por nadie y es que tengo una suerte muy muy especial.
Recuerdo una anécdota de mi vida, que sin duda es una buena prueba de amor, con apenas diez años me operaron de amígdalas y a los diez días de la intervención tuve una hemorragia nasal, en el momento de la hemorragia, yo estaba familiarizado con la sangre pues me había abierto la cabeza en varias ocasiones, mi madre se encontraba hablando por teléfono y yo aparecí sangrando por la nariz, mientras ella acostumbrada ya a los diferentes percances que conllevan cinco hijos, comentaba con la persona con la que charlaba por teléfono animadamente en la cocina mi sangrado, yo me dirigía hacia ella cuando me sobrevino una gran cantidad de sangre a la boca, en ese momento me encontraba junto al fregadero, donde vertí la sangre y de pronto sentí una gran presión en la nariz con la consiguiente expulsión de sangre con enormes coágulos sangrientos, sin más comenzó a brotar de mis ojos sangre, era una explosión sanguínea, me brotaban coágulos por todas partes, la boca, la nariz, los ojos. Mi madre, asustada por el cuadro corrió hacia mí mientras yo procuraba no ahogarme en sangre, aún recuerdo el fregadero inundado en sangre que no fluía por el bajante debido a los grandes coágulos y el sabor de la sangre. Corrimos hacia la calle, vivíamos entonces en un piso doce, imagino lo largo que se le hizo el viaje en aquel ascensor a mi madre. Llegados a urgencias del hospital, dio la causalidad, que se encontraba de guardia mi tío O. León, quien rápidamente movilizó al personal, llamando al cirujano de guardia y atendiéndome de inmediato. Llegué en shock hipovolémico (grave pérdida de sangre), lo que sucedió a continuación creo que me cambió sustancialmente, a pesar de mi corta edad. No sentía nada de dolor ni miedo, sólo bienestar y serenidad mientras avanzaba en un mar de luz, era sencillamente gratificante, me hubiera quedado en aquel estado sin problema, más ese no era mi momento.
Oí de repente una voz familiar que decía, “Ay mi niño se me muere” ,era mi madre, no sé qué sucedió pero en ese mismo instante recobré el conocimiento y sigo aquí.
Muchas gracias por compartir parte de tu vida con nosotros.Sos realmente un ejemplo de luchador para mi.
Saludos desde Costa Rica.
Hermosas palabras, hermosas emociones. hermosas experiencias. Sigue cuidándote mucho y haciéndonos llegar estas hermosas vivencias.
Eres un magnifico poeta, amigo!
Qué lindo!! a pesar de lo dramático de la situación ( sobre todo para tu madre), lo cuentas con una simpatía que dan ganas a que le pase a uno también. Y claro que estás aquí, y qué bueno que estás aquí, para decir lo que nadie quiere decir: “Qué pasa con el amor en una situación tan difícil, qué pasa cuando llega la muerte.
Qué lindo !!!
Querido amigo cuantas cosas nos enseñas y cuanta tranquilidad me has dado siempre.. Incluso con mis niños cuando me contestabas al momento a los wasap y tus medicinas eran mágicas. Gracias por estar siempre Gustavo. Un abrazo luz
Hola de nuevo Gustavo, tras esta lectura me has traido a la mente el proceso de mi infarto y lo que debio ser entrar en parada, solo un breve reflejo de dolor muy intenso, una sudoracion bestial, pero todo ello dio paso en poco tiempo a una sensacion de estar en el sofa adormeciendote despues de un almuerzo y viendo la television. Las voces del personal sanitario se iban ahogando hasta que entras en placentero vacio.
Siempre lo he dicho, no me importaria que asi fuera mi transicion. Un abrazo.
El cielo pudo esperar entonces y ahora también lo hará porque aun te queda mucho que sentir, que vivir y que transmitirnos; mucho que amar y ser amado. Un abrazo grande
Recuerdo que en una de tantas consultas como paciente tuya me contaste ese momento de tu vida y en ese momento mío de caos interno algo me hizo clic, eso creo que siempre se te ha dado bien, hacer clic en los demás. Me ayudaste a poner cimientos. Gracias por ser y estar, te llevo en mi corazón